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ROSAURA

ELABORACIÓN DE JABÓN DOMÉSTICO

ELABORACIÓN DE JABÓN DOMÉSTICO

¿Para qué?...
Si tenemos jabones de todo tipo en el mercado ¿para qué hacerlo en casa?...
Es cierto, y no tendría sentido hacerlo si no estamos convencidos. Quienes sólo lo hagan por la novedad, tardarán poco en dejar de hacerlo. Tenemos que estar convencidos de que..
1. Podemos tener jabón, tanto líquido como sólido, hecho por nosotros por un mínimo coste, pues aprovechamos los aceites y grasas ya utilizados.
2. Y, sobre todo, que no podemos seguir estropeando el medioambiente tirando por la fregadera o por el water los aceites y grasas usados.
¿Por qué el jabón hecho con aceite y grasas quita la suciedad?
Si hay un concepto inequívocamente ligado a la palabra jabón, ese es el de SAPONIFICACIÓN. En términos muy sencillos, podríamos definir la saponificación como el proceso que convierte "mágicamente" la grasa o el aceite, en jabón limpiador. Esta transformación mágica no es otra cosa que una reacción química muy común, y que consiste básicamente en:
ÁCIDOS GRASOS + SOLUCIÓN ALCALINA = JABÓN + GLICERINA
(aceites y grasas)    (sosa o potasa)
 Así es como al mezclar los ácidos grasos (principales componentes de las grasas animales y de los aceites vegetales) con una solución alcalina (hecha a partir de una mezcla de agua y un álcali, como por ejemplo la sosa), se obtiene el jabón (que será realmente suave, porque además el otro subproducto que se obtiene de esta reacción es la glicerina).
 La sosa es imprescindible para que se produzca esa reacción, pero hay que tener en cuenta que por sí sola es un elemento cáustico muy peligroso, cuyo manejo implica tomar una serie de precauciones muy importantes para manipularla con seguridad.
Los álcalis más utilizados en la fabricación del jabón son la sosa (hidróxido sódico, NaOH) y la potasa (hidróxido potásico, KOH)
 Esto no significa que la saponificación sea un proceso terriblemente peligroso, pero sí muy delicado de realizar. Por ejemplo, si en la reacción de saponificación hay un exceso de sosa, el producto resultante será una masa cáustica inservible; mientras que, por el contrario, si la cantidad de sosa es insuficiente, el producto resultante será una mezcla grumosa de aceites, que en nada se parecerá tampoco al jabón.

Por eso, para realizar un buen jabón, perfectamente saponificado y con unas excelentes cualidades limpiadoras, aparte de experiencia y conocimiento de la saponificación, se necesita conocer también una serie de parámetros y proporciones muy concretas de cada uno de los elementos que constituyen la reacción. El conjunto de parámetros y proporciones imprescindibles para elaborar cualquier tipo de jabón. Es lo que se conoce como "TABLAS DE SAPONIFICACIÓN".

En química, se define el índice de saponificación de una grasa, como el número que indica la cantidad en miligramos de hidróxido potásico, necesaria para saponificar por completo un gramo de esa grasa. Los más usados: 0.128 aceite de ricino; 0.134 aceite de oliva; 0.134 aceite de semillas de girasol; 0.138 manteca, grasa y sebo de cerdo; 0.140 sebo, manteca y grasa vacunos; 0.190 aceite de coco.
Para saber cuánta sosa se necesita para saponificar una cantidad de una grasa concreta, sólo hay que multiplicar dicha cantidad por el valor correspondiente que aparece en la tabla. Por ejemplo, para saponificar totalmente 100 grs. de aceite de oliva (en la tabla su parámetro es de 0,134) basta multiplicar 100 x 0,134 = 13,4 grs. de sosa necesitaremos.

     Ingredientes para hacer jabón
Para hacer JABÓN SÓLIDO sólo necesitamos: agua, aceite o grasa usada y sosa cáustica. Opcionalmente podemos añadir otros productos: aceite de coco, fragancias, glicerina, oleína, colorantes,...

Elaboración de jabón sólido:

a) Ingredientes

  162 grs. de agua (mejor de botella)

 400 grs. de aceite usado

 100 grs. de aceite de coco

 70 grs. de sosa cáustica
  esencia de espliego, verbena u otra, a elección

 

b) Procedimiento
1. Poner en un recipiente no metálico y más amplio de lo necesario, la sosa y el agua caliente (echar la sosa sobre el agua, no al revés). Diluirla muy bien, usando un palo largo.
2. Añadir el aceite (si tiene impurezas mejor colarlo antes), con mucho cuidado y poco a poco, sin dejar de remover. Batirlo todo muy bien hasta que esté totalmente emulsionado, que no quede nada sin mezclar o sin ligar entre sí. Es
muy importante que ligue perfectamente. Si es posible, es preferible batir con una batidora.
3. Añadir la esencia para el olor cuando esté algo fría la mezcla, si se ha usado agua caliente o se ha hervido.
4. Seguir moviéndolo todo hasta que vaya espesándose. 5. Cuando hayamos conseguido que espese, lo echaremos en los moldes que
tengamos preparados.
6. En estos moldes lo dejaremos reposar entre 8 y 14 días antes de utilizarlo. Y cuando pasen, estará listo para cortarlo en trozos, si es necesario.

 

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